Esta experiencia me ayudó mucho a crecer y a aprender cosas que no sabía. Asimismo, me hizo poner en práctica cualidades que tengo, pero que casi no practico, por lo que considero que me ha hecho más fuerte y me ha hecho crecer más como formador también. Creo que lo único que se podría mejorar es la logística en relación a los camiones que recogen a las grates en los pueblos para regresar a Linares.
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Durante mi experiencia en el Instituto Nuevo Amanecer, aprendí a intercatuar y a tratar con niños y jóvenes que padecen del trastorno de Parálisis Cerebral. Esto a través de actividades que estimulaban los aspectos cognitivos, emocionales, sociales, físicos, etc. de ellos, con el fin de que tuvieran un desarrollo adecuado para integrarse a la sociedad. Reconozco que el instituto y su personal son personas que son apasionadas a su labor, y que dan todo de ellos para que los alumnos puedan tener una vida digna, por lo que ese aspecto humano se contagia a las personas que realizamos prácticas, servicio o voluntariado ahí. Es un lugar en el que se desarrollan habilidades humanas para hacer sentir a las personas con discapacidad incluidas en la sociedad.
Reflexionando, me doy cuenta de que no solamente somos nosotros los que les enseñamos a los alumnos del instituto, sino que ellos también nos enseñan muchas cosas, como adaptar las cosas para que ellos las puedan usar o para que puedan realizar actividades, nos enseñan a interpretar lo que sienten o quieren decir, nos enseñan también a nunca rendirnos a pesar de la situación que estemos viviendo.
El Instituto Nuevo Amanecer es un lugar altamente recomendable para realizar el servicio social, debido al gran ambiente que ofrecen para trabajar, y al aprendizaje que se obtiene durante el proceso.